El Impacto de las Mollejas de Pollo en tu Cuerpo y Cómo Aprovecharlas en la Cocina
Las mollejas de pollo, a menudo pasadas por alto o consideradas un corte secundario, son en realidad un ingrediente con un perfil nutricional sorprendente y un sabor deliciosamente único. Comprender lo que le sucede a tu cuerpo al consumirlas te permitirá valorarlas e incorporarlas adecuadamente a tu dieta.
En primer lugar, las mollejas son una excelente fuente de proteínas de alta calidad, esenciales para la construcción y reparación de tejidos musculares, la producción de enzimas y la sensación de saciedad. Son notablemente ricas en zinc, un mineral crucial para fortalecer el sistema inmunológico, la salud de la piel y la función cognitiva. También aportan hierro de fácil absorción (hemo), que combate la anemia y la fatiga, y una dosis significativa de vitaminas del complejo B, particularmente B12, vital para el sistema nervioso y la formación de glóbulos rojos.
Sin embargo, es importante consumirlas con moderación. Su principal contra es su alto contenido en colesterol dietético. Aunque los estudios modernos matizan que el colesterol de los alimentos tiene menos impacto en el colesterol sanguíneo de lo que se creía (influyendo más las grasas saturadas y trans), las personas con condiciones específicas como hipercolesterolemia deben moderar su ingesta. Por tanto, son un alimento nutritivo y beneficioso para la mayoría, pero como todo, la clave está en la cantidad y la frecuencia.
Para aprovechar sus beneficios, es fundamental una preparación adecuada. Su sabor es suave y su textura se vuelve tierna con una cocción lenta, o crujiente si se saltean a alta temperatura.
Recetas e Indicaciones de Uso Adecuado
Preparación Básica Imprescindible:
Antes de cualquier receta, se deben limpiar. Enjuágalas bajo agua fría. Muchas vienen con una membrana plateada y grasa residual; quítalas con tus dedos o un cuchillo pequeño. Luego, se recomienda hervirlas durante 15-20 minutos en agua con sal, una hoja de laurel y unos granos de pimienta. Esto las ablanda y elimina impurezas. Escúrrelas y ya están listas para usar.
Receta 1: Mollejas Salteadas al Vino Blanco y Hierbas
Ingredientes:
-
500g de mollejas de pollo, limpias y hervidas.
-
2 dientes de ajo, en láminas.
-
1/4 de taza de vino blanco.
-
2 cucharadas de perejil fresco picado.
-
Aceite de oliva virgen extra.
-
Sal y pimienta al gusto.
Elaboración:
-
Corta las mollejas hervidas en trozos si son grandes.
-
Calienta un chorro de aceite en una sartén a fuego medio-alto. Saltea los ajos hasta que estén fragantes.
-
Añade las mollejas y saltéalas hasta que se doren por todos lados.
-
Vierte el vino blanco para desglasar la sartén, raspando los jugos del fondo. Deja reducir un minuto.
-
Baja el fuego, añade el perejil, salpimienta y mezcla bien. Sirve inmediatamente. Ideal como tapa o acompañante de arroces y purés.
Receta 2: Brochetas de Mollejas a la Parrilla
Ingredientes:
-
500g de mollejas, limpias y hervidas.
-
1 pimiento rojo y 1 verde, cortados en cuadros.
-
1 cebolla morada, en trozos.
-
Aceite de oliva, sal, pimienta y pimentón dulce.
Elaboración:
-
Ensarta en brochetas de metal o bambú (remojadas en agua) alternando trozos de molleja, pimiento y cebolla.
-
Pinta las brochetas con aceite de oliva y sazona generosamente con sal, pimienta y pimentón.
-
Lleva a la parrilla o plancha bien caliente. Cocina por 8-10 minutos, girando ocasionalmente, hasta que las verduras estén asadas y las mollejas tengan marcas de la parrilla.
Indicaciones de Uso Adecuado:
-
Moderación: Consúmelas como parte de una dieta equilibrada, no como un elemento diario. Una porción de 100-150g una vez por semana es razonable.
-
Cocción Completa: Asegúrate siempre de hervirlas primero y cocinarlas completamente después para garantizar su textura y seguridad alimentaria.
-
Combina con Vegetales: Para balancear el aporte nutricional, acompáñalas siempre con una buena porción de verduras o ensaladas, que aportarán fibra y antioxidantes.
Deja una respuesta